sábado, 9 de julio de 2011

¿Cómo podemos asegurar el derecho a la salud en 4 años?


Hace 11 años los líderes mundiales prometieron tomar medidas para reducir el número de niños que fallecen antes de cumplir cinco años, limitar el número de mujeres que mueren en el parto y detener la propagación del VIH/SIDA, malaria, tuberculosis y otras enfermedades graves en 2015.



En la Declaración del Milenio se establecieron ocho objetivos universales, conocidos como los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). No se establecieron como nobles aspiraciones sino como objetivos específicos, realistas y, lo que es más importante, técnicamente factibles, pudiéndose alcanzar en un breve periodo de tiempo gracias a una asociación global entre las naciones ricas y las empobrecidas. Sin embargo, según Naciones Unidas, los ODM directamente relacionados con la salud son los que menos han progresado de todos los compromisos realizados con la Declaración del Milenio. Las implicaciones que esto tiene en mujeres y niñas, que soportan la mayor carga de enfermedad en países de medianos y bajos ingresos, son particularmente devastadoras.

Tan sólo quedan cuatro años y la situación no es mucho mejor de lo que fuera entonces: cada minuto fallece una mujer por complicaciones en el embarazo o en el parto y no ha habido una reducción significativa de la mortalidad materna desde 1990. Cada día fallecen unos 29.000 niños antes de cumplir cinco años, la gran mayoría por causas que se pueden prevenir. Cada año la tuberculosis, el VIH y la malaria matan conjuntamente a más de cinco millones de personas, lo cual conlleva un coste de millones de dólares para las economías de países con renta baja.

A la urgente necesidad de actuar hay que añadirle además las grandes obligaciones que han adquirido los gobiernos. El total de estas muertes representa una gran violación del derecho universal a la salud, al que todos los Estados están jurídicamente vinculados. Tanto los gobiernos de los países ricos como de los empobrecidos se han comprometido reiteradamente a dedicar la suficiente voluntad política y ayuda financiera a los ODM de salud. A los países ricos les supondría una décima parte del 1% de su PIB echar una mano a aquellos países más afectados por la crisis en la salud global.

¿Cómo podemos cumplir los ODM de salud en cuatro años? ¿Cómo podemos asegurar el derecho a la salud? Entre otros, hay tres aspectos que hay que abordar con urgencia:

1) Promover el acceso gratuito a servicios de salud, especialmente para los más empobrecidos.

2) Fortalecer la plantilla de personal sanitario en los países empobrecidos.

3) Garantizar que las comunidades más afectadas estén en la mesa de toma de decisiones.

No son ideas nuevas. Aquellos que están en la primera línea de los servicios sanitarios en los países en desarrollo nos las han estado exigiendo durante años. Economistas e investigadores en salud pública las han respaldado con firmeza. Los Estados miembros de la Unión Europea, España entre ellos, y la Comisión Europea ya han realizado algunos compromisos específicos para abordar estos tres puntos. Pero, aún así, el reloj sigue corriendo.

A tan sólo cinco años de que se cumpla el plazo para la consecución de los ODM, es esencial que todos los países donantes cumplan sus compromisos de apoyo a los países empobrecidos en lo que respecta al fortalecimiento de sus sistemas de salud para garantizar el acceso universal a la salud a todos y todas. Además de ayuda financiera, hay otras medidas sencillas que son rentables, urgentemente necesarias y que podrían marcar decisivamente la diferencia en nuestra capacidad para cumplir los ODM en 2015. Los países donantes deben:

Garantizar que se asigne, al menos, el 0,1% de su Producto Interior Bruto (PIB) al fortalecimiento de sistemas de Atención Primaria de Salud, de países en desarrollo, gratuitos en el punto de uso.
Respaldar con firmeza el acceso gratuito a servicios de salud en el lugar de uso.

Proporcionar coherentemente apoyo técnico y financiero a los países en desarrollo para fortalecer su capacidad de planificar e implementar programas dirigidos a aumentar su personal sanitario.

Facilitar un apoyo específico a la sociedad civil, especialmente a organizaciones comunitarias que representen a grupos vulnerables y/o en situación de marginación, para permitir una participación significativa en todos los programas relativos a salud.

Artículo de Javier Ramírez, responsable de Incidencia Política de Acción por la Salud Global, Médicos del Mundo.

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