domingo, 5 de junio de 2011
El hambre en el mundo: ¿una bomba de relojería?
El nuevo informe “Cultivar un futuro mejor” identifica los síntomas del sistema alimentario defectuoso: crece la población que sufre hambre, no aumenta el rendimiento de las cosechas, hay una lucha por la tierra fértil y el agua, y en los próximos años seguirán al alza los precios de los alimentos. El informe advierte de que hemos entrado en una nueva era de crisis donde el agotamiento de los recursos naturales de la tierra y los impactos del cambio climático, que crecen en número y en intensidad, arrastrarán a más millones de personas al hambre.
>> Una nueva investigación de Oxfam predice que el precio de los alimentos básicos como el maíz, ya hoy en su punto más alto, aumentará más del doble en los próximos 20 años. La mitad de este aumento se deberá al cambio climático. Los más afectados serán las personas más pobres del planeta, que gastan hasta el 80% de sus ingresos en comida.
>> Ocho millones de personas, la gran mayoría mujeres y niños, se enfrentan a la escasez crónica de alimentos en el Este de África. El aumento de las crisis regionales y locales podría significar que las peticiones de ayuda alimentaria en los próximos 10 años se multiplicaran por dos.
>> Hacia el año 2050 la demanda de alimentos se incrementará en un 70%, y sin embargo la capacidad para incrementar la producción de alimentos está en descenso. La tasa de crecimiento promedio en el rendimiento de las cosechas se ha reducido a casi la mitad desde 1990 y está previsto que se reduzca a menos del uno por ciento en la próxima década.
Oxfam lanza hoy una nueva campaña mundial donde aboga por un mundo donde todo el mundo tenga suficiente para comer hoy y siempre. CRECE, la campaña de Oxfam, pondrá al descubierto aquellos gobiernos cuyas políticas equivocadas están sosteniendo este sistema alimentario roto y también pondrá al descubierto el poderoso y pequeño grupo, entre 300 y 500 compañías, que se benefician de la situación y hacen presión política para mantener el status quo. Por ejemplo:
Comercializadores: Cuatro compañías controlan la comercialización de la mayoría de los alimentos en el mundo. Tres de estas compañías, Archer Daniels Midland, Bunge y Cargill, controlan aproximadamente el 90 por ciento del comercio mundial de grano. Sus actividades contribuyen a la volatilidad de los precios de los alimentos y eso los beneficia. Durante el primer trimestre del 2008, en el apogeo de una crisis global de precios de alimentos, las ganancias de Cargill aumentaron en un 86 por ciento y la compañía va ahora camino de conseguir su año más rentable en base a las futuras interrupciones en el suministro mundial de alimentos.
India y Guatemala
Guatemala: es el caso paradigmático de la desigualdad aplicada al sistema alimentario. Mientras que uno de cada dos niños menores de cinco años sufre desnutrición crónica, cifra que se eleva al 70% entre los niños y niñas indígenas, el 80% de la tierra productiva está en manos del 8% de la población. Una élite minúscula que se enriquece con cultivos para la exportación mientras que los niños no tienen acceso a alimento suficiente y de calidad. En el otro extremo, el 5,6% de los niños sufren obesidad, la mayor parte de ellos concentrados en la ciudad.
India: A pesar de duplicar el tamaño de su economía entre 1990 y 2005, el número de gente hambrienta en la India se incrementó a 65 millones (más de la población de Francia) porque su desarrollo económico excluyó la pobreza rural y los esquemas de protección social fallaron en la tarea de protegerlos. Hoy en día, una de cada cuatro personas hambrientas en el mundo vive en la India.
Estados Unidos: Las políticas de biocombustibles en EE.UU. hacen que en 2010 casi el 40 por ciento de la producción de maíz de EEUU fuera a parar a los motores en lugar de a los estómagos. El grano necesario para llenar el tanque de gasolina de un todoterreno con biocombustibles es suficiente para alimentar una persona durante un año.
Oxfam ha dado respuesta a las crisis de alimentos en los últimos 70 años. Ahora está haciendo un llamamiento a los gobiernos, especialmente al G20, para liderar la transformación hacia un sistema alimentario más justo y más sostenible a través de la inversión en agricultura, la valoración de los recursos naturales del mundo, una mejor gestión del sistema alimentario y pidiendo igualdad para las mujeres, que producen la mayor parte de los alimentos en el mundo. Asimismo también pide al sector privado que cambie el modelo de negocios hacia uno donde las ganancias no se consiguen a expensas de los productores pobres, de los consumidores y del medio ambiente.
CRECE, la campaña de Oxfam, cuenta con el apoyo de personalidades como el ex presidente Lula de Brasil, el arzobispo emérito Desmond Tutu y la actriz Scarlett Johansson.
El ex presidente de Brasil, Lula da Silva, ha afirmado: “No podemos esperar más. Los líderes políticos y las compañías globales deben actuar ahora para asegurar que todo el mundo puede tener cada día comida en su mesa. No hay excusas. Tenemos la capacidad de alimentar a todo el mundo en el planeta ahora y en el futuro. Si hay voluntad política no podrá negársele a nadie su derecho humano fundamental de no pasar hambre.”
La directora general de Intermón Oxfam, Ariane Arpa, ha afirmado: “Durante demasiado tiempo los gobiernos han puesto los intereses de las grandes empresas y de las élites poderosas por encima de los siete mil millones de personas, nosotros, quienes producimos y consumimos los alimentos. La reunión de este año en Francia de los líderes del G20 debe poner en marcha la transformación de nuestro sistema alimentario mundial.”
“El G20 debe invertir en los 500 millones de pequeños agricultores en los países en desarrollo, los cuales ofrecen el mayor potencial para incrementar el rendimiento agrícola mundial, y deben ayudarles a adaptarse al clima cambiante. Deben regular los mercados de las materias primas y deben reformar las políticas defectuosas de biocombustibles para mantener el precio de los alimentos bajo control.”, añade Arpa.
“Los gobiernos deben garantizar además que las mujeres, quienes producen la mayoría de los alimentos del mundo, tienen los mismos derechos sobre la tierra, los mismos recursos y las mismas oportunidades que tienen los hombres. Las mujeres productoras con iguales derechos podrían alimentarse a sí mismas, a sus familias y hasta a 150 millones de personas más”, afirma Arpa.
El arzobispo Desmond Tutu ha afirmado: “Muchos gobiernos y muchas empresas se resisten al cambio por hábito, ideología o porque buscan beneficios personales. Depende de nosotros, de ti y de mí, que los persuadamos, al elegir alimentos producidos de forma justa y sostenible, al reducir nuestra huella ecológica y al unirnos a Oxfam y otras organizaciones para exigir un cambio.”
La embajadora mundial de Oxfam, Scarlett Johansson, ha afirmado, “Compartir alimentos es uno de los placeres de la vida. A escala mundial, no compartimos de manera justa. Cerca de mil millones de personas se acuestan con hambre cada noche. El hecho es que el sistema alimentario mundial está fallido. Todos nosotros, desde Kentucky hasta Kenia, merecemos tener suficiente comida para alimentarnos. Es por esta razón que me uno a la campaña de Oxfam, CRECE.”
En la imagen: En Guatemala el 80% de la tierra está en manos del 8% de los productores
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