jueves, 20 de enero de 2011

Donar medicinas: ¡tus jarabes caducados no sanan el mundo!


El botiquín de mi casa está lleno de medicamentos: analgésicos, antibióticos, antiinflamatorios… Ya no los utilizo y la mayoría están caducados, ¿qué hago con ellos? Donarlos a un país empobrecido puede no ser tan buena idea. Descubre por qué.

Seguro que muchos habéis pensado la misma respuesta: “los dono para que los países empobrecidos los aprovechen”. Pero, a pesar de ser un pensamiento muy solidario, los medicamentos que tenemos en casa no les van a servir de ayuda.

¿Por qué? Os preguntaréis. Por un lado, la calidad de estos medicamentos donados no se puede garantizar ya que han salido del control profesional o canal farmacéutico y normalmente no cumplen los mínimos de calidad exigidos. Es decir, han podido estar a temperaturas o niveles de humedad no recomendados, su almacenamiento no ha sido el adecuado, tampoco su transporte, pueden haber caducado, o estar incompletos, faltando unidades para las dosis terapéuticas recomendadas.

Además, hay que tener en cuenta que las enfermedades propias de un país como España no son las mismas que las endémicas en países empobrecidos (malaria, dengue, chagas…), por lo que los fármacos que se necesitan no son los mismos que nosotros usamos. En Sudán, por ejemplo, en 1990 se recibió una donación que incluía líquido para lentes de contacto y estimulantes de apetito. Algo surrealista si tenemos en cuenta que los destinatarios eran una población hambrienta.

Por otro lado, los recursos humanos y materiales necesarios para poder llevar un mínimo de orden en estas recogidas, hacen que, en muchos casos, sea más económico comprarlos que almacenarlos, clasificarlos y enviarlos. Por ejemplo, en Ruanda, los farmacéuticos responsables de la gestión de medicamentos procedentes de la ayuda española tuvieron que dedicar una media de 4 horas diarias durante tres meses para separar de entre los medicamentos recibidos los adecuados para la realidad del momento.

Además, a estos costes se añaden otros problemas como periodos de caducidad muy cortos, envases deteriorados, o prospectos en idiomas extranjeros. Así, en 1998 llegaron hasta Centroamérica medicamentos con etiquetas ilegibles que no pudieron utilizarse, a pesar de la urgencia planteada por los efectos del huracán Mitch.

Para que estos errores no se repitan, y las donaciones sean adecuadas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció unas directrices, entre ellas que se tengan en cuenta las demandas de los países de destino, garantizar su calidad y su conservación, así como estar bien envasados y etiquetados en un idioma que entiendan los profesionales de la salud de las zonas a las que se envíen.

Y es que, estos equívocos se han repetido una y otra vez a lo largo de la historia. Por ejemplo, en el año 2000, en Mozambique se estimó que el 69% de las donaciones recibidas con motivo de las inundaciones fueron inadecuadas. Del 31% de los medicamentos supuestamente adecuados, menos de la mitad estaban incluidos en la lista de los 33 medicamentos solicitados por las autoridades mozambiqueñas. Dos años más tarde, en el 2002, la aduana de Argentina devolvió una decena de contenedores porque los productos que había no estaban en condiciones de ingresar en el país: en muchos había medicamentos y alimentos caducados desde los años ochenta. Y así, un largo y extenso panorama de situaciones límites donde nuestras aportaciones no han sido las más adecuadas.

Nuestro consejo desde medicusmundi aragón y Farmamundi es que dones los recursos a una organización especializada en cooperación sanitaria. Con tu aportación, la ONG comprará medicamentos genéricos en envases especiales y a precios reducidos en las centrales de compras. Luego enviará esos medicamentos a los países receptores de acuerdo con sus listas de medicamentos esenciales. Nunca olvides infórmate de cómo se van a utilizar los bienes donados.

En la imagen: “Las donaciones de medicamentos deben de cumplir con los parámetros establecidos por la OMS”

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