En marzo de 2011 la población siria se echó a la calle para exigir reformas políticas y la dimisión del presidente Bashar al-Assad. Desde entonces, la represión ha sido brutal. Según investigaciones llevadas a cabo por nuestra organización, las violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad y ejercito sirios desde el comienzo de las protestas a mediados de marzo, incluyen homicidios ilegítimos y torturas. Todo apunta a que esta represión forma parte de ataques generalizados y sistemáticos contra la población civil, lo que, en algunos casos podría constituir crímenes contra la humanidad.
Hasta ahora, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha guardado silencio sobre Siria no tomando ninguna medida para ayudar a proteger la disidencia pacífica en el país. Por este motivo, Amnistía Internacional ha pedido a sus miembros que remitan la situación de Siria a la Corte Penal Internacional, para que se imponga un embargo de armas y se congelen los activos globales en el exterior de su presidente y de quienes le rodean.
Algunos de los miembros del Consejo han redactado una resolución sobre Siria que podría ser un primer paso para referir el caso a la Corte Penal Internacional. Sin embargo, la votación de esta resolución se encuentra actualmente bloqueada por seis de los países miembros. La presión internacional podría persuadir a tres de esos seis, Brasil, Sudáfrica e India, miembros de turno del Consejo de Seguridad, para que cambien su posición.
Brasil, Sudáfrica e India aspiran a convertirse en miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y por ello, tienen una responsabilidad cada vez mayor para tratar de poner fin a la violenta represión en Siria. Ayúdanos a que estos tres países no rehuyan sus responsabilidades y apoyen el actual proyecto de resolución sobre Siria para ayudar a poner fin a la violenta represión en el país.
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